El jueves pasado comencé a escribir una nueva entrada.

Sí, ya se que dije que iba a escribir todos los lunes, pero en serio, no me dan las horas del día para hacer todo lo que me gustaría hacer. Quiero hacer demasiadas cosas; quiero aprovechar el tiempo, que luego cuando esto acabe no tendré, porque seguiré trabajando en hostelería para poder sobrevivir. Volver a ese bucle, al que siempre digo que no quiero volver.

Y, bueno, que tampoco tengo la facilidad de palabra y agilidad mental como para escribir todas las semanas de algo.

El Jueves pasado, justo cuando ya llevaba un buen trocito escribiendo, me llegó un mensaje de una amiga actriz diciéndome que iba a tener el Instagram cerrado por unos días, exactamente hasta el domingo. No dio explicaciones, así que pensé que se trataba de una especie de “cura y reseteo” del exceso de horas que en estos días nos pasamos en las redes sociales, o pegados al móvil. A lo cual he de decir que, en mi caso, salvo para conectarme con mis amigos y familia para saber si se encuentran bien o hacerles compañía durante un ratito, mi movimiento en las redes sociales es menor que en otras ocasiones. Quizás porque a parte de utilizarlas como “herramienta” de trabajo, me parecen un maravilloso medio de evasión (rápido) del ritmo frenético que supone una ciudad como Madrid.

El caso es que la razón por la cual mi amiga, había decidido permanecer ausente en las redes sociales, era por una convocatoria (más) de la Unión de actores, para visualizar la importancia de la cultura, y reclamar la falta de medidas en el sector, tras la comparecencia del Ministro de cultura Rodríguez Uribes.

La Unión de actores, al principio del confinamiento, ya había reclamado su posición en esta crisis, lo que personalmente en ese momento, me pareció innecesario y oportunista debido a la situación en la que estábamos: Los medios de comunicación nos informaban del elevado número e incremento de infectados y fallecimientos; de la lucha continua y del desbordamiento en los hospitales por parte de todo el personal sanitario: de la crisis económica aún no se hablaba, pero asomaba entre noticia y noticia.

¿Qué hubiese pasado, si en medio de todo este aluvión de información y de noticias negativas, los médicos y enfermeras hubiesen decidido hacer un “apagón” y se hubiesen quedado en sus casas 48 horas, para reclamar, las malas condiciones en las que están trabajando exponiéndose al contagio, debido a todos los recortes que anteriormente se hicieron en sanidad?

Pero… Sí, yo también me sume al apagón cultural, no se si por saber si era capaz de no abrir en dos días las redes sociales o por apoyar la causa o por solidaridad con mis compañeros.  Pero esta vez lo hice. Es más, por esta razón, ni siquiera me preocupé en terminar la entrada anterior y no publiqué la semana pasada.

Igual fue un acto impulsivo. Sin pensar demasiado, bueno, un poquito sí:

Entiendo que al no publicar contenido nuevo, no se fomenta la cultura, aunque, en realidad, no entiendo hasta que punto una foto mía, o de mis pies o mi ventana es cultura, la verdad.

Entiendo la idea de no compartir música o una foto o ilustración, o cualquier otra manifestación artística, de otros artistas, pero, no entiendo el sentido que tiene hacerlo en las redes sociales, cuando hay demasiado contenido ya en “la nube”, esto sin hablar de la cantidad de libros, música y películas que tenemos en casa, como para que quien quiera ahogar sus momentos de aburrimiento en este confinamiento o le apetezca nutrirse de cultura pueda hacerlo sin necesidad de ver contenidos nuevos. El apagón debería haber sido en el la red en general ¿no?¡¡¡Imagínate!!! Dos días sin internet. (Volveríamos a los 90.) Creo que esto provocaría más angustia y pánico en algunas personas que la proliferación del puñetero virus.

Entiendo que los artistas seamos de los sectores más vulnerable y que, dentro de todos estos, los actores y actrices aún más. Un pintor, escritor, músico… puede seguir creando en su casa. A los actores solo nos queda, estudiar, intentar escribir o sacar ideas, o hacer videos caseros haciendo alguna locura, leyendo algún escrito. O inventándonos yo que se que. No tenemos los medios técnicos para hacer un corto, o grabar algo que pueda servir en un futuro.

Entiendo que pertenezcamos a ese sector de trabajadores que por nuestras condiciones laborales, no podemos acogernos a un erte. Suerte de aquel que sea autónomo y tenga el trabajo suficiente como para poder facturar como tal y beneficiarse de las ayudas que el gobierno está dando. O que cobre lo suficiente con su arte/cultura para poder haber ahorrado.

Nota: Esto lo escribo desde mi posición de actriz que es la que más o menos conozco, pero creo que esto, engloba no solo a los sectores relacionados con las artes escénicas: bailarinxs, guionistas, directores, equipo técnico y demás; hablo de músicos y cantantes; de pintorxs, fotografxs y artistas plásticos; de escritores, periodistas, poetas; hablo de todos esos sectores que no sabemos si vamos a trabajar o no remuneradamente (más que nada para poder pagar las facturas).   A día de hoy, yo no he podido decirle a ningún caserx:

  Oiga, sra o sr caserx,  he hecho un cortometraje muy muy bonito este mes y estoy en una obra de microteatro, así que estoy pensando, que este mes, no hace falta que pague alquiler, ¿no?

Hablo de los sectores que trabajamos de manera intermitente, que parece que al gustarnos nuestro trabajo o como no tenemos un horario establecido o un jefe, no tengamos  el derecho a cobrar por ello, o cobrar algo simbólico. No voy a entrar en las diferencias salariales y los cachés. Y mucho menos en esos personajes televisivos que cobran cifras que dan absoluta vergüenza por decir estupideces. Y menos aún del público que sigue a ese tipo de personajes. Por qué si esos personajes existen es porque de alguna manera la gente los ha inventado.

A lo que iba. (que me enciendo)

No entiendo, por qué tenemos que hacerlo ahora, en medio de la que está cayendo.

Entiendo que el señor ministro no estuvo muy acertado con su comentario, y que eso, avivó un poquito más la llama.

Entiendo  que  es en momentos de crisis, cuando vemos las carencias de cada sector. Pero carencias, creo que esta siendo bastante evidente que las tenemos todxs, y en bastantes más gremios que en el nuestro; que las condiciones de trabajo de muchas personas, ayudan a sobrellevar más o menos el día a día, pero no a soportar una crisis.

Pero… Sí yo también me sume al apagón cultural.

Y en realidad, sí entiendo, la razón de la convocatoria y el por qué me sume a ella, como muchxs.  Quizás por saber si era capaz de no abrir en dos días las redes sociales, o por apoyar la causa o por solidaridad con mis compañeros, quizás por sentirme dentro de un colectivo, quizás fue un impulso y  sin más lo hice.  Quizás el ego. Quizás rabia acumulada. Quizás porque me apetecía gritar. Y fue la manera más fácil de hacerlo.

Quizás, es verdad, que el silencio es el grito más fuerte.

 

 

 

Pero no creo que sea el momento de hacerlo.