8 de marzo.

Recién llegada de la Manifestación.

Ni siquiera puedo decir aún que estoy de resaca emocional, porque ahora mismo sigo ebria de emociones, como me ocurre cada año.

Normalmente escribo los post, los lunes cuando me levanto. Después de un finde semana de curro intensivo, aprovecho las mañanas para descansar y escribir un rato. Pero hoy me apetecía empezar a escribir, en realidad no podía aguantar más.

Tenía pensado escribir sobre otro tema, pero al final con motivo del 8 de Marzo pensé en escribir sobre las mujeres en las artes escénicas,  lo que me lleva a un estudio más preciso y también más impersonal de lo que supone para mi esta fecha.

En todo las areas profesionales, existe una gran competencia para poder llegar a destacar. Porque al final todxs queremos eso.  Ser alguien. «Llegar a».

Desde nuestra condición de mujeres ya tenemos que luchar más para destacar en un sistema machista y patriarcal en el que el hombre siempre ha sido sobrevalorado para determinados puestos. O en el ámbito (el mio) de actriz, en el que la mujer no se subió a un escenario hasta finales del S XVI, y las que lo hacían debían hacerlo acompañadas de su cónyuge o padre o están relacionadas a otras labores de prostitución. Sí, no solo tenemos que luchar por destacar como mujer entre los hombres, sino que aún peor nos hacen luchar entre nosotras mismas, ara ser la más guapa, la más flaca, la más «perfecta» ante la cámara, o en el escenario.

Podría hablar de mil leyendas urbanas sobre escaleras, esguinces provocados y otras muchas armas de competitividad entre bailarinas y actrices, o de otras tantas razones científicas, biológicas y filosóficas  sobre por que las mujeres somos competitivas entre nosotras (casi siempre por un hombre en medio como objeto de dicha razón, y siempre desde un pensamiento masculino).

Podría hablar de esta desigualdad, de la brecha salarial, y de muchas otras razones por las que las mujeres y cada vez más hombres aliados, salimos a la calle no solo el 8m, sino que día a día vamos poniendo nuestro granito de arena, para que todas las que vengan detrás lo tengan más fácil.

Podría hablar de todas ellas, de todas esas mujeres valientes y pioneras que empezarón a luchar por nuestros derechos  y gracias a ellas estamos donde estamos.

Unión de actores

Unión de actores

Pero no, no quiero hablar  de eso. Quiero hablar de Sororidad, de fuerza, de amistad, de amor, de fraternidad. De esta sensación que tengo en el cuerpo y que parece que juntas podemos hacer de todo.  Porque, si no fuese por todas esas mujeres que dejaron de luchar unas contra otras ( porque así nos lo han enseñado generación tras generación) y comenzaron a hacerlo juntas, no estaríamos donde estamos.

Lo veo cada día, como unas a otras nos ayudamos, contándonos nuestras experiencias, escuchándonos, dejándonos de juzgar a nosotras mismas, y las demás. Buscando entre todas la versión alternativa del cuento que nos han contado.

La marcha del 8m es el mejor ejemplo.

Macarena de Rueda dando voz

Veo como  nos volvemos más creativas para crear cada frase de  cada pancarta, como nos leemos sin juzgar si esa frase es mejor o peor que la de al lado o que la nuestra. Las repetimos y gritamos una y otra vez para hacer ruido, hasta quedarnos sin voz, y cuando lo hacemos siempre hay alguien que nos ofrece su megáfono para gritar. Nos damos la mano para no perdernos entre la multitud, o para no caernos ante el tropiezo de  un bordillo no visto o cualquier otro impedimento en el camino. Nos miramos con complicidad para comenzar una canción o simple para decirnos lo felices  y tranquilas que estamos. Nos juntamos amigas de amigas  y parece que siempre lo fuimos. Cada instante es mágico. Mujeres de todos los tipos y estereotipos, de todos los ámbitos profesionales que se unen no para celebrar, sino para seguir luchando.

Cada 8 de Marzo es un momento de gritar lo que muchas veces no podemos o nos da miedo, es ese momento de libertad en el que puedes decir lo que piensas y  lo que deseas. Eso es por lo que luchamos juntas, para que esa sensación no solo se remita a ese día, sino que podamos hacerlo, sin miedo, sin que sea algo especial y que celebrar.   Por que el miedo, no debemos tenerlo nosotras como mujeres. Que nos miremos como compañeras, no como rivales; que la lucha sea con nosotras mismas para conseguir ser «la mujer que te de la gana de ser»; para que nos alegremos de los logros de las otras; para confirmar, que juntas somos más fuertes.

Gracias. Gracias a todas, por enseñarme que juntxs podemos llegar muy arriba, aprendiendo, apoyándonos lxs unxs de las otrxs.

Gracias.

P.D: De mujeres cineastas, de la mujer como actriz a lo largo de la historia, y  tal, hay muchos artículos maravillosos en la red por si alguien quiere investigar. En algún momento, puede que en el próximo post hable de ello.